Interpretación, reflexión de realidades irreales que se idealizan en el asonante sonido de palabras fugaces que encuentran destino formando narración, historias que cubren antologías indiscretas dejando al desnudo memorias de otra generación, es ahí que el tiempo estructura el cuerpo y la imaginación, porque no habrá muerte a la revelación de la voz que emite un narrador.
La pluma, la tinta y yo hicimos un pacto de unión en medio de la danza exótica de un silencio profundo que nos mezclo, de este suceso se formo las palabras que comparto a continuación.
La pluma, la tinta y yo hicimos un pacto de unión en medio de la danza exótica de un silencio profundo que nos mezclo, de este suceso se formo las palabras que comparto a continuación.
MARTES 28 DE JULIO DE 2009
FINAL DE UNA ESCENA
Poco a poco el cantinero desvaneció el último coctel ante la mirada sórdida de aquel transeúnte que sin reproche alguno tomo una mesa dejando caer su mirada al piso, meditando con su conciencia sobre el final de su ocaso que será aislado por el esplendor de una irradiación generada ante la ausencia de color.
La energía lumínica y el espectro de los objetos correspondían a los pigmentos negros que salpicaron en la cantina convirtiendo al errante en un espécimen más que yacio en las calles enmudecidas en donde solo se chocan la agonía y la soledad.
Escrito por Yenny Lorena Rodriguez G
NOTA:Debido a los cambios que se generaron con los diseños que se plasmaron en las paredes del canal, decidí tomar algunas de los dibujos que allí se encontraban para tener un recuerdo de aquellas escenas que por varios meses nos acompañaron.
DICIEMBRE 26 DE 2008
EL MISTERIO
Todo esta en inmensa calma, es inquietante, no se que pasa, hace 1 año que estuve en este lugar y los rincones de cada calle sonreían con las miradas jubilosas de sus habitantes. ¿Dónde están?, observo mi reloj de bolsillo, con algo de indignación.
Mis pasos suenan tan armónicamente, que el mismo viento trata de realzar la sonoridad en medio de un movimiento ondulatorio, subo los escalones que me aproximan al restaurante central de esa región.
A tres pasos para ingresar, la puerta principal de aquel sitio se balancea como si alguien estuviera jugando, pero en realidad la soledad circundaba por ese lugar.
Sepia esta la noche, mi conciencia ilumina la calle de los muertos; ángeles moribundos encadenan su aliento diminuto, todo se ha quedado quieto, los sueños se quedaron en engaño, en una cueva que no hace eco, en una fuente que evapora el llanto.
Tomo asiento en una de las mesas, cuando un ruido muy peculiar llamó mi atención, esporádicamente mis ojos querían salir de sus orbitas, quien estaría haciendo ese ruido, era como una especie de llanto pero muy suave, comprimido, como un pequeño gatito ¿no lo sé?
A los cinco minutos una sombra paso frente a mis pies, rápidamente me pare, ahí estaba.
¿Quién eres?, ¿No tengas miedo?, ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasa?...
Por la contextura estaba seguro que era un niño, pero eran tantas las preguntas que le hacia, que tengo la certeza que no lo dejaba hablar. Mi paladar entorpecido fija un flujo de aire incomprensible a tantas frases que intenté expresar
Nuevamente tome asiento, encendí el cigarrillo que llevaba en mi chaqueta, las luces trataban de apagarsen; en uno de esos apagones instantáneos de 3 segundos se acerco, estaba frente mío. Cuando la luz nuevamente se incorporo, mi reacción fue retroceder, ¡Dios mío!, quien era, su forma era muy extraña, se diluía en colores fosforescentes y purpuras. El filo del silencio continúa y es aquí en este lugar que oí su canto. Instantáneamente mi corazón palpito vertiginosamente.
En medio de nuestras siluetas, se sostenía flotando una piedra de forma piramidal, esto genero en mi mente unos códigos, formando una puerta que me traslado a un campo estelar de la tierra.
Desoladamente escucho el temblor de una voz, las nebulosas se pulverizan moldeando centellantes paisajes. En un segundo gire hacia la izquierda, totalmente absorto y paralizado quede cuando el espejo de obsidiana reflejo que el monstruo era yo.
El intercambio del reflejo, proyectó en mí las respuestas a todas las preguntas que en un comienzo habían habitado en mi mente, ¡Claro! mis ideas estaban tan confusas, atoradas; en un punto que ni yo sabía el verdadero simbolismo de ese encuentro.
¿Pero como lo iba a saber?, ¿Quién lo iba a saber?, si todos los que habitamos ese lugar estábamos encerrados en nuestro mundo intangible, impalpable y claro desnudarnos frente a frente con nuestro “yo interno”, con el espejo de obsidiana y dejar atrás ese camaleón, es un choque energético, de imágenes, de simbolismos, es como extraer de tu cuerpo algún órgano sin anestesia.
El consejero superior “el espejo”, nos deposito en el vacio de nuestro encuentro, en el inconsciente de nuestra alma.
Ahora no se sabe, si las nubes que se acerquen a la región, el aire vagabundo que galopea para acariciar la luna en su esplendor, puedan ser matizadas con las hojas que caen de cada árbol para armonizar las tardes blandas junto con el trinar de los pájaros en un espacio de reflexión. Ahora no se sabe nada, por mi parte intentare no romper el espejo de obsidiana, pues muchos ya lo han hecho y por supuesto nunca volverán, no soportaron la luz de su ego, fragmentando así en diminutas partículas su propio fulgor.
Quiero volver de forma cristalina, no estrellar en el pensamiento iracundo, pero si cambiar mi lente de visión; renacer en mi adultez de niño para saltar y llegar a ese sitio que me inhalo ha este mundo.
Escrito por Yenny Lorena Rodriguez G
Mis pasos suenan tan armónicamente, que el mismo viento trata de realzar la sonoridad en medio de un movimiento ondulatorio, subo los escalones que me aproximan al restaurante central de esa región.
A tres pasos para ingresar, la puerta principal de aquel sitio se balancea como si alguien estuviera jugando, pero en realidad la soledad circundaba por ese lugar.
Sepia esta la noche, mi conciencia ilumina la calle de los muertos; ángeles moribundos encadenan su aliento diminuto, todo se ha quedado quieto, los sueños se quedaron en engaño, en una cueva que no hace eco, en una fuente que evapora el llanto.
Tomo asiento en una de las mesas, cuando un ruido muy peculiar llamó mi atención, esporádicamente mis ojos querían salir de sus orbitas, quien estaría haciendo ese ruido, era como una especie de llanto pero muy suave, comprimido, como un pequeño gatito ¿no lo sé?
A los cinco minutos una sombra paso frente a mis pies, rápidamente me pare, ahí estaba.
¿Quién eres?, ¿No tengas miedo?, ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasa?...
Por la contextura estaba seguro que era un niño, pero eran tantas las preguntas que le hacia, que tengo la certeza que no lo dejaba hablar. Mi paladar entorpecido fija un flujo de aire incomprensible a tantas frases que intenté expresar
Nuevamente tome asiento, encendí el cigarrillo que llevaba en mi chaqueta, las luces trataban de apagarsen; en uno de esos apagones instantáneos de 3 segundos se acerco, estaba frente mío. Cuando la luz nuevamente se incorporo, mi reacción fue retroceder, ¡Dios mío!, quien era, su forma era muy extraña, se diluía en colores fosforescentes y purpuras. El filo del silencio continúa y es aquí en este lugar que oí su canto. Instantáneamente mi corazón palpito vertiginosamente.
En medio de nuestras siluetas, se sostenía flotando una piedra de forma piramidal, esto genero en mi mente unos códigos, formando una puerta que me traslado a un campo estelar de la tierra.
Desoladamente escucho el temblor de una voz, las nebulosas se pulverizan moldeando centellantes paisajes. En un segundo gire hacia la izquierda, totalmente absorto y paralizado quede cuando el espejo de obsidiana reflejo que el monstruo era yo.
El intercambio del reflejo, proyectó en mí las respuestas a todas las preguntas que en un comienzo habían habitado en mi mente, ¡Claro! mis ideas estaban tan confusas, atoradas; en un punto que ni yo sabía el verdadero simbolismo de ese encuentro.
¿Pero como lo iba a saber?, ¿Quién lo iba a saber?, si todos los que habitamos ese lugar estábamos encerrados en nuestro mundo intangible, impalpable y claro desnudarnos frente a frente con nuestro “yo interno”, con el espejo de obsidiana y dejar atrás ese camaleón, es un choque energético, de imágenes, de simbolismos, es como extraer de tu cuerpo algún órgano sin anestesia.
El consejero superior “el espejo”, nos deposito en el vacio de nuestro encuentro, en el inconsciente de nuestra alma.
Ahora no se sabe, si las nubes que se acerquen a la región, el aire vagabundo que galopea para acariciar la luna en su esplendor, puedan ser matizadas con las hojas que caen de cada árbol para armonizar las tardes blandas junto con el trinar de los pájaros en un espacio de reflexión. Ahora no se sabe nada, por mi parte intentare no romper el espejo de obsidiana, pues muchos ya lo han hecho y por supuesto nunca volverán, no soportaron la luz de su ego, fragmentando así en diminutas partículas su propio fulgor.
Quiero volver de forma cristalina, no estrellar en el pensamiento iracundo, pero si cambiar mi lente de visión; renacer en mi adultez de niño para saltar y llegar a ese sitio que me inhalo ha este mundo.
Escrito por Yenny Lorena Rodriguez G
MIERCOLES 16 DE ABRIL DE 2008
LA CRUZ
Las nubes van encontrando su forma más suave para desplazarse, incorporando consigo los vientos del sur provenientes del macizo de sumapaz, los rincones de la población se envuelven en el contorno de un sector rural que diste del centro de la ciudad a 14 kilómetros.
Las sombras que a lo lejos se ven forman las siluetas de campesinos anclados cultivando trigo, cebada, papa y variadas hortalizas que serán transportadas en asnos al centro de la ciudad.
Las sombras que a lo lejos se ven forman las siluetas de campesinos anclados cultivando trigo, cebada, papa y variadas hortalizas que serán transportadas en asnos al centro de la ciudad.
El cacique Techotiva gobernador de este poblado, llamado Bosa en conmemoración a los días de la semana (Ata, Bosa, Mica, Mujica, Jica, Ta y Cujupucua) hace de este sector el segundo pueblo en importancia del sur de la sabana de Bogotá.
Las cristalinas y frescas aguas provenientes de las riveras del rio Tunjuelito son los testigos taciturnos de los hechos que se empiezan a presentar. En 1539 con la llegada de Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federman y Belalcazar, se difumina un nuevo aspecto en el poblado, el tono verde de los juncos, lenguevacas, helechos de agua, Jacintos, tifas se dispersan queriendo encontrar un nuevo habitad.
Lo que no se concebía era el porque de las reacciones tiempo – espacio, si la llegada de estos forasteros tenía el propósito de llegar a un pacto de paz y acordar la distribución de las tierras en forma equitativa, sin embargo por 61 años las variaciones en el aspecto de este poblado tornaron de color oscuro, el desarrollo agrícola que caracterizaba este sector se desmorono.
Con la llegada de la semana santa se supo que cada partícula disímil presentada por todo este periodo, era el mantel extendido, los fuegos pirotécnicos para dar la bienvenida a un ser misterioso, cubierto con traje negro y el cual hizo presencia en la plaza central, bailando con jubilo, deleite y saltando por todo el lugar, sus muecas escalofriantes, el sonido estremecedor de sus risas originó en la gente temor.
Las almas de los habitantes se evaporaron velozmente, nunca en este poblado se observó las veredas tan desoladas, la gente que se lograba ver por unos cuantos segundos cargaban consigo una cruz, sin embargo el seguía en su fiesta, disfrutando de su gran juerga.
Lo que se tenía en claro era que nadie estaba a gusto con este espécimen, el poblado se reunió y en conjunto acordaron construir una cruz de piedra en la plaza central. Los más valientes tomaron herramientas a mano, llegar hasta el centro del lugar no era tarea fácil, pero se consiguió, quedando así anclada la Cruz.
Lo que se tenía en claro era que nadie estaba a gusto con este espécimen, el poblado se reunió y en conjunto acordaron construir una cruz de piedra en la plaza central. Los más valientes tomaron herramientas a mano, llegar hasta el centro del lugar no era tarea fácil, pero se consiguió, quedando así anclada la Cruz.
Impetuosamente la resonancia de un aullido se esparció, el viento se condenso dejando un frio por unos cuantos instantes, las luces se incorporaron, el tono verde llego a su lugar y el espacio- tiempo se lograron conjurar.
Dejando todo esta eventualidad atrás, en 1918 se inicio la construcción del primer templo San Bernardino de la Sierra, del cual hoy se conserva un importante hito arquitectónico e histórico.
Escrito por Yenny Lorena Rodriguez G
Escrito por Yenny Lorena Rodriguez G
1 comentario:
hola
muchisimas gracias amiga, te deseo tambien mucho exito, y claro que si seguiremos en contacto, estamos a paso largo para empezar a ayudar...
aqui y hasta donde se pueda.
saludos
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