Una fuerza enorme te hace vibrar en una frecuencia mucho más elevada, momentos que se recrean minuto a minuto como si fuese un encuentro premeditado, poco a poco la confianza se apodera y la nostalgia de recuerdos ocultos salen a flote, la noción del tiempo queda en otro mundo y la melancolía produce un nudo en la garganta.
Que puede ser más doloroso, que un último adiós y que la historia no pueda borrar la agonía del alma, lagrimas que corren por tu piel, texturas que ahogan esos silencios intimidantes de un pasado que no tiene reversa, pero la vida es así una especie de torrente permanente.
Sin embargo una suave brisa te acaricia, te susurra, te acompaña y siempre permanecerá ahí, muy cerca, porque lo divino es infinito como la vida, como dice Brian Weiss “el tiempo no es como lo vemos, si no lecciones que hay que aprender." Como un árbol renueva sus ramas en otoño, nos queda esperar una nueva primavera.
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