domingo, 27 de enero de 2019

PLANTANDO VIDA


Rumbo a Sibate, hacia la vereda unión, con una misión, aportar un granito de tierra. Decidimos escoger este municipio ya que no hace más de un mes, 17 hectáreas fueron afectadas por incendios forestales, El incendio afecto la vegetación y bosque nativo. 

Por lo que nuestra misión se centró en plantar vida, ayudar con la reforestación, vital para los ecosistemas, pues ayuda a la recuperación de cuencas hidrográficas; crea barreras contra el viento, protegiendo los cultivos; detiene la erosión de los suelos, debido a que mantiene estables los niveles de humedad y nutrientes en el suelo; absorbe las partículas de carbono en el aire. En otras palabras: reforestar ayuda a potencializar los servicios ambientales que ayudan a mejorar la calidad de vida de los habitantes. 

Por lo tanto manos a la obra, con nuestros árboles nativos, abono, hidroretenedores, agotador. Puede que parezca una tarea sencilla, pero plantar árboles requiere de algunas consideraciones, para tener en cuenta como el clima, el suelo, los árboles que podemos plantar, por ejemplo el hoyo será de alrededor de 40 x 40 x 40, se debe quitar las piedras, raíces y palos, además es importante tener en cuenta la distancia para plantar más árboles, la distancia entre ellos tendrá que ser de al menos 3 metros, para que puedan respirar, recibir bien la luz y facilitar el arraigo. 

Les voy a presentar nuestros retoños “Gru”, un hermoso sauco lloron, y “Wana” un sauce, es tan bello tener en nuestras manos estos seres y poder integrarlos a la naturaleza como símbolo de sabiduría, porque los espiritus de los ancestros viven en ellos, cuidando a los vivos y protegiéndonos. 

No importa su tamaño ni el grosor de sus tallos, sino lo que enseña o lo que podemos aprender de él, “árbol de la vida”, implica interiorizar el ciclo de la vida y eso es renacer de veras para crecer (ofrecer, enseñar, aprender), morir (dejarlo todo) y volver a comenzar como nuevos seres, integrales, completos, universales y dispuestos para los demás, aunque claro, con la suficiente conciencia para volver a trascender en cualquier momento. 

Quieto cuando hay ruido, reverencioso mientras el viento golpea, pensativo mientras florece, cariñoso cuando alienta sus frutos, dadivoso cuando reparte sus hojas al vacío, relajado cuando llueve, paciente mientras crece, así es un árbol. Abraza a la tierra mientras ésta te acoge. 

Nos despedimos de nuestros retoños, pero en unos seis meses estaremos de vuelta, esperando ver la grandeza de nuestras semillas,

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