Llegué a un acuerdo con la insensatez, la evocación de la sutileza incremento en mí sentidos adyacentes, adquisiciones opuestos al devenir; la misma naturaleza no es consecuente con su propio espacio y mucho menos nosotros con la noción del tiempo., por eso soy amante de la imaginación o mejor del delirio. La insensatez pone en mí el ingrediente, ese toque ante la duda de la verdad, amo los sueños inquietantes que alimentan la avidez, ese mundo al revés en donde logro percibir las verdaderas “realidades” de las cosas, por eso llegué a un acuerdo con la insensatez, el mismo brillo elocuente de la luna dibujan en mi el verso perdido, la figura enigmática que abre la puerta a mil sonrisas encantadas y se intensifica con el anochecer, nada absolutamente nada es vulnerable a la imaginación, por eso llegue a un acuerdo con la insensatez, pues ella sabe que mi vehemencia intensifica su espacio, mientras yo me escapo en el vacio profundo, para converger en las verdaderas raíces de mi mundo disipado.
Soy amante de esas fuerzas magnéticas que te desploman de la nada con tal fuerza y velocidad que la lluvia arrebata todo lo que hay a su paso para mezclarse con vientos del oriente, los cuales extraen los aromas más profundos que controlan tu razón, no hay duda del pacto que tengo con la insensatez, como también de su germen antiadherente que se acumula en mis arterias, lo único que espero es que no sea transitoria y no se rompa el pacto con ella, pues mis desordenes mentales son los que me dan la convicción de revelar mi razón perdida con el fin de tener un espíritu alineado y es que los mismos ángeles ateístas vuelan por doquier, desboronando la ilusión deslumbrante , seductora y rígida de un corazón que late por el infinito constelado de lagrimas y enigmas.
Seguiré aferrada a la insensatez, mi único recinto sensitivo que promulga sollozos entrecortados, fuentes de sueños ilusas y soluciones irracionales, éxtasis demoniaca de ámbar y color que serán sepultados hasta que mi cuerpo sea calcinado en las profundidades de una peregrinación sin rumbo y en donde el vacio de mi sombra queden en los confines de los sepulcros, ahí será el único lugar donde se rompa el pacto con la insensatez.
© Yenny Lorena Rodríguez G
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