En tu mirada siempre el mismo recuerdo, es en ese momento donde la realidad puede ser asumida, bajo una operación de reducción y simplificación, ahí estabas en la esquina frente a la Damisela, detallando cada movimiento, cada sensación de incertidumbre, con una risa sutil, esa misma que llego a mi sangre, fluyendo de una manera tan serena que se convirtió en caricias que dieron paz a mi alma.
Poco a poco la puerta del carro se cerro y de manera lenta tu perfil se desvaneció de la vista, dos miradas mutuas y una voz deseando lo mejor para la vida, ahora queda una melodía te quise, te quiero y te querré.
Es claro, el horizonte es dimensional, ahí se encuentra marcado un escenario de paisajes medievales, castillos y cuentos, historias divergentes, donde el caballero de la luna llena elevo en las alturas el eco de su voz, pronunciando que aunque la persona que amo con el corazón no esté a su lado, lo que más anhela es que esa persona sea feliz…
© Yenny Lorena Rodríguez G
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