Llamada inesperada, y lo menciono porque nunca pensé que esa llamada colocara en mi rostro una gran sonrisa, siendo las 12:34 a.m.
Mientras los cielos formaban colores de figuras danzantes, mis pensamientos trataban de entender las razones lógicas del devenir, mis pupilas se dilataban y las lágrimas salieron sin avisar, en ese instante sonó el celular, llamada de número desconocido, conteste… y una voz que no logre reconocer resonó… ohh por dios gran sorpresa al saber con quién hablaba.
Caballero de la triste figura, el mismo que esa noche altero mi expresión por un gesto de emoción, ese sentimiento que se traduce en aprecio, en luz que dimana de la divinidad, memorias del pasado cargadas de simbolismos y que continúan sus pasos bajo el cielo.
Sonidos que se fueron desvaneciendo, dejando un toque de magia cubierta de terciopelo, ahora solo nos queda esperar si el horizonte nos permite catar una buena botella de vino.
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