Salimos de Bogotá un sábado a eso de las 10 pm, un recorrido aproximado de 6 horas, llegamos al municipio de Villavieja, lugar donde nos hospedamos y aprovechamos para realizar un reconocimiento.
El guía nos llevó a un lugar que se llama el mirador de Miguelito, desde lo alto observamos a Villavieja uno de los municipios más antiguos de la zona céntrica de Colombia, fue fundada en 1550 por el capitán Juan Alonso de la Torre.
En este lugar llegaron los españoles reprimiendo a los indígenas, usurpando todo a su paso y violando a las indígenas, sin embargo las tribus como los Pijaos (los más guerreros), los Totoyoes (quienes denominaron estas tierras como el Valle de Yacara) y los Doches (indígenas que median 2 metros), no se doblegaron y salieron hacia la parte oriente, se subieron hacia la cordillera e ingresaron para quemar todo Villavieja esto fue en 1564. Aquí Fue donde se desplazaron hacia el Huila.
Como ya se había creado una nueva generación que era la mezcla de los españoles y los indígenas, estas personas ya se habían adoctrinado en el catolicismo, pues bien una de estas representaciones es la capilla de Santa Bárbara, una de las iglesias más antiguas del departamento del Huila, creada por los jesuitas, Esta iglesia tiene algo muy particular que es un túnel que conecta con el cementerio y otra capilla, por lo que cuando se realizaban la misas, lo que hacía el cura era decir que él era un enviado de el espíritu santo que lo llevaba a todas partes, por lo que las personas que estaban adoctrinadas lo tenía como alguien muy grande, además al ingresar a la iglesia, había una canasta, ahí tenían que dejar todas la joyas y piezas preciosas que tuvieran, como un símbolo de despojo espiritual, por lo que cuando se terminaba la misa pues no tomaban nada porque era como llevarse el peso de las culpas nuevamente a su casa.
No hay duda que este pequeño poblado, atesora una cantidad de sucesos.
En pleno centro del parque principal se observa un Megaterio,(mega “grande” y terio “bestia”), muy parecido a un oso hormiguero pero en tamaño familiar, una representación de uno de los animales que estuvo miles de años en este lugar –mamífero que vivió en el periodo geológico del cuaternario-
De aquí salimos a explorar el Desierto de Tatacoa, un sitio alucinante, los azules del cielo despejado se tiñen de naranja al caer la noche y al amanecer, creando un paisaje sin igual. Su exótico paisaje de suelo rojizo, gris y azul en sus montañas, dominan la vista de todo aquel que mira hacia el horizonte, es importante mencionar que es un bosque seco tropical.
Caminamos el desierto por zonas, una es la zona roja de cuzco y la otra la zona gris, nos comentan que este maravilloso lugar aún se mantiene vivo gracias a la estación de lluvias que corresponde a los meses de abril, mayo, octubre y noviembre.
En el recorrido admiramos, el Valle de los Xilópalos, un riachuelo que en este momento está bastante seco, en este lugar se formó una especie de paredes solidas de arena gracias a la erosión por el agua y el viento. Aquí pudimos observar los Xilópalos, los cuales consisten en restos fósiles de árboles que fueron sepultados por la tierra y con el calor, la falta de oxígeno y de minerales, se convirtieron en piedras pero tienen una característica particular, tiene formas rectas y es de color brillante.
Mientras caminamos vimos una planta, que se conoce como mosquero, los nativos la utilizaban como papel higiénico, es muy sedosa, además posee otras propiedades, de ella extraen una leche que la usan como medicina para la hemorroide.
Una variedad de cactus encontramos, bueno en realidad cuatro tipos de cactus. “Cabeza de negro” Melocactus o almohada de la suegra, pequeño, robusto, ovalado y con un mini sombrero de algodón o lana, es donde da primero sus flores y luego sus frutos. - “Cabeza de zorro” mediano, alargado y lleno de espinas de arriba a abajo. - “Arepos” ancho, aplanado y con espinas separadas. -“Candelabros” gigantesco, con muchos cuerpos y formas incluso abstractas. Los cactus dan frutos como las tunas o la pitaya.
Debo mencionar que probé el Jugo de cactus, me comentan que tienen una infinidad de vitaminas en su composición, concretamente hay que destacar su alto contenido en vitamina C, A, B6 y K. Todas ellas necesarias para mantener una buena salud general del organismo, su sabor es algo amargo.
Continuando con el recorrido notamos que cada vez las paredes que nos rodeaban se hacían más altas y el ancho del camino se iba reduciendo, dada a su forma curva y angosta, nos menciona el guía que este lugar se le conocía como el estrecho de la señorita.
Algo que me impresiono es dar a la mente, ese aire de inspiración, como se forman figuras en medio de las montañas arenosas como tortugas, cocodrilos, morsas, entre otros.
Para finalizar nuestro paso por el desierto no podíamos dejar a un lado el valle de los deseos, aquí son escuchados los deseos más fervientes, aquellos que provienen del interior de las personas, aquellos deseos que provienen del corazón, con mi amado empezamos a realizar nuestra torre de piedra para pedir nuestra petición.
El clima puede llegar a 40 grados, es recomendable ir muy bien preparados para la caminata mucha hidratación, bloqueador y gorra.
Llegada la noche, esperábamos con ansias la observación astronómica, sin embargo el cielo no estaba despejado para contemplar las estrellas, por lo que hubo cambio de planes, una charla amena en medio de una fogata y unas cervezas frías.
Al día siguiente nos dirigimos a navegar en lancha por el rio Magdalena, definitivamente la naturaleza me sorprende, explorando por el rio vi una semilla muy particular, con forma de ojo, se llama la Semilla de Huayruro, me comentan que la persona que la encuentre, es afortunado (a) porque es considerada como una semilla de la suerte, dará energía positiva, valor, fortaleza y éxito.
No hay duda que Huila, es un lugar fantástico que nos lleva a una tierra prehistórica, un sitio valioso por conservar y de mucha riqueza.
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