LAGUNA ENCANTADA (TABACAL)

Nuestro destino "La Laguna Encantada", ubicada en la Vega un municipio que se encuentra en el departamento de Cundinamarca, en la parte central de Colombia. Está a 54 kilómetros de Bogotá, desde el parque principal empezó nuestra travesía, unos cuantos ejercicios de calentamiento para iniciar nuestra caminata por las calles empedradas en medio de la naturaleza, son dos subidas que aunque no son extensas si son un poco arduas, sin embargo ir caminado, contemplar la vegetación y escuchar la paz que se apropian de este lugar te dan ánimos para continuar y llegar al destino final, la "Laguna Tabacal". 

Esta laguna era un sitio sagrado para la tribu de los Panches, tal vez este sea el motivo por el cual este lugar encierra embrujo, tradición, belleza, aquí podemos encontrarnos con nuestra energía interior. 

Se menciona que la laguna fue cavada por los indios y llenada con agua del rio el tabacal, un pozo de 60 metros de profundidad, esto con el propósito que el cacique tuviera suficiente agua para su baño diario, un baño que lo realizaba en medio de objetos de oro y que posterior quedaban en el fondo del lago. Se dice que en la Laguna se puede encontrar dos tipos de temperaturas, corrientes de agua fría y tibia, esto debido que al llevar el agua del rio, se hizo en temporada de invierno y verano. Así se formó la laguna que además de la magia, el paisaje, la exuberante belleza, tiene una isla flotante. 

Para la tribu de los Paches, esto les ayudaba a determinar el tiempo, se dice que todos los días, la isla se mueve de un lado a otro. Por la mañana, amanece en el centro de la laguna; por la tarde, va hasta una de las esquinas, en la parte izquierda, y en la noche, se traslada al otro extremo. 

Cuenta la historia que todo aquel que visite la laguna y quiera llevarse los tesoros escondidos es sorprendido por una gran e imponente serpiente de cabellos dorados que lo obligara a dejar los tesoros que pertenecen al cacique, además se dice que existe un pato de oro si alguien se lo lleva, este sin darse cuenta desaparecerá de sus brazos por ser codicioso. 

Esto es una maravilla, hermosos paisajes en medio de un clima templado, con mucha vegetación, aves, mariposas. Adicional tener la oportunidad de alimentar a los peces, es una forma de unión, de crear un potencial de creación, captar esta esencia de la naturaleza genera en nosotros un valioso arte y lo menciono no por lo que cuesta, sino por lo que representa. 

En medio de uno de esos senderos contemplamos algo bello una oruga, esa conexión, ciclos de vidas, enseñanzas, comparto un fragmento de un libro que se titula Inmigración Espiritual de Nilsy Rapalo, “Celebro los capullos en los que he estado, celebro los que escogeré y permitiré. Celebro la Divinidad y sus metáforas que, escondidas, van apareciendo a lo largo de la vida, como una luz que brilla cuando aprendo a leer el mensaje encerrado en la oruga. Celebro crecer y sus infinitas formas manifiestas en el ser cuando en silencio y pacientemente espero y facilito un proceso en el que, aunque no veo en la realidad, lo veo porque lo siento. Celebro entrar en el capullo, estar en el capullo y soltarlo como símbolo de la libertad, con la que cada instante surco los cielos con majestuosidad que viste el amor y la humildad”. 

Ya para culminar compartimos un picnic con una vista genial, nos tomamos una foto en grupo, junto con un árbol con 150 años de antigüedad, además abrazamos un árbol como acción de agradecimiento y fuente de energía. 

Gracias a la madre tierra, por permitirnos llegar hasta este hermoso paisaje.