Nuestro punto de encuentro fue en el parque principal de Cota, frente al monumento de la Paloma y la iglesia central; desde ahí comenzó nuestra caminata hacia el cerro del Majuy, una formación montañosa que debe guardar cantidad de secretos y significados de la comunidad indígena, un recorrido de 6Km, con dificultad media, a 3000 metros sobre el nivel del mar, un ecosistema altoandino.
Empezamos con un calentamiento y estiramiento de los músculos, posterior dimos inicio subiendo unos peldaños, siempre te alcanzas agotar, sin embargo esto era el inicio de nuestro recorrido, poco a poco fuimos avanzando, la vista se hacía cada vez más bella.
Es importante que lleves hidratación, refrigerio, gorra, bloqueador solar y tenis de agarre, ya que es un poco empinado, de esta manera puedes ir más tranquilo y apreciar cada paso hasta llegar a la cima, te encontraras con subidas donde debes hacer un esfuerzo doble pero esa es la idea respirar profundo y llenarte de energía.
Nuestro guía nos indica que el Cerro Majuy es del dialecto Muisca Ma= Dentro, Juy= De Ti, es uno de los sitios más importantes del simbolismo Muisca, por ser lugar ceremonial y espiritual, donde Bochica inició su enseñanza para el grupo indígena ancestral, además destaca la energía de la pachamana, que significa tierra, cosmos, universo, tiempo y espacio, dentro de este aspecto la importancia del
sumak kawsay es decir la vida en plenitud, el vivir bien; mantenernos en equilibrio, en armonía con toda forma de existencia, ya que para los Muiscas la unión se manifiesta en la ley de origen, como conexión universal.
Estar en la Cima, es un logro, en este punto solo se escucha los sonidos del viento y una vista que alegra tus sentidos.
Llego el momento para alistar el picnic, sentarte y relajarte ya terminada la tarde nuestro guía nos propone que realicemos un circulo con el fin de hacer un pequeño ritual de agradecimiento a través de nuestro manos, con la sintonización de cada punto cardinal, por ejemplo cuando giramos al norte, saludamos a nuestra madre tierra, a ella le dimos gracias por el espacio que nos da para vivir, por los alimentos que nos da para comer, por la vida en su tierra. Al girar al sur, agradecimos a nuestra madre agua, porque de ella venimos y con ella vivimos, después miramos al centro nos arrodillamos y colocamos una mano en la tierra, agradeciendo por un buen andar, por un buen convivir y por estar ahí, por ultimo estábamos de pie con nuestras manos en el corazón (Quyquy - chapquyquy ), a el gracias por nuestro primer latido del día por sentir y estar presentes.
Así terminanos nuestra jornada, llenos de una energía mística, un acercamiento de sentimientos, hombre – tierra, como simbología de protección mutua, de lazos y fraternidad.
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