Caminar por la Candelaria, es evocar historias y acontecimientos que durante años guardan un gran misterio, Andrea una chica delgada con cabello hasta los hombros y un piercing en la nariz, era la persona encargada de guiarnos por lo sobrenatural, los mitos y las leyendas.
De su morral terciado, saco una flauta, elemento que fue obsequiado por un chamán, instrumento mágico que le ayudaría como rito sagrado para evocar a las almas y hacer un llamando de protección, con el viento sonoro y el aire de sonido que emitió la flauta, empezamos nuestro recorrido.
El Chorro de Quevedo, ubicado actualmente en la calle 13 con 2ª, sitio de asentamiento español, dirigido por Gonzalo Jiménez de Quezada, lugar donde se levantaron las 12 chozas del relato fundacional y se construyó la primera iglesia que tuvo Bogotá, llamada la Ermita de San Miguel del Príncipe, en este lugar también se encuentra una fuente, único recurso de agua que se tenían en ese momento.
La iglesia ya nunca se abre, se dice que esta diabólica, en ella encontraron muchas personas torturadas y enterradas, cuando encontraban un indígena o un negro frente la iglesia eran sacrificados porque eran impuros y tenían el diablo por dentro, hoy en día los cuenteros dicen que mientras ellos hacen su show, sienten como si alguien tocara la puerta, también se menciona que si pasen a las 12 de la noche, número mágico donde se abre el portal, si golpean la puerta de la iglesia 3 veces los espíritus saldrán acompañarte.
Donde está ubicado el restaurante el Gato Gris, ahí una calle llamada el callejón de las brujas, a las 3 de la mañana, pasa una mujer anciana lentamente, preguntando por sus gatos, buscando la persona que se los robo, nadie ha podido ver su rostro, muchos de los comensales del restaurante, dicen que escuchan arañazos.
A veinte pasos hacia el sur, llegamos a la casa donde vivió Andrea Ricaurte de Lozano, un predio esquinero, de color azul, su casa servía de centro de operaciones de las juntas patrióticas de la capital, en este lugar encontraron a Policarpa salavarrieta, de aquí, se la llevaron y la asesinaron; posterior en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla se convirtió en el Centro de Investigación Privada de Colombia, muchos agentes torturaban las personas en este sitio, se dice que sus espíritus aún están presentes.
Sobre la calle 11 con segunda, está ubicado el restaurante de la Bruja, antiguo monasterio, el convento de las hermanas clarisas, tras el Bogotazo fue abandonado, posterior funciono los calabozos del Servicio de Inteligencia Secreta (antiguo DAS), ocurrieron numerosas muertes violentas, cuando se realizó la renovación se construye el restaurante, en el momento de realizar la restructuración, los obreros encontraron cráneos en el sótano, uno de estos obreros decidió jugar con los cráneos, burlarse, pero eso no quedo así, el obrero enloqueció y se suicidio, las personas que trabajan en el restaurante dicen que hay un espíritu negro, que les mueven los cubiertos, les cambia de lugar las cosas, les abre y cierra las puertas.
Continuamos nuestro recorrido, llegamos al primer conjunto residencial en la Candelaria, Villa Javier, este lugar se encuentra desolado, muchas veces lo han intentado vender pero siempre pasa algo, sus compradores empiezan a tener constantes pesadillas, algo les dice que esta propiedad esta maldita. En este momento la única edificación que está estable es la del fondo, sus ventanas siempre van a permanecer abiertas, ahí se asoma una niña que solo quiere jugar, cuenta la historia que sus padres nunca la dejaban salir. Al morir su alma infantil permaneció y todas las noches se asoma por la ventana con su balón roja para buscar con quien jugar.
Llegamos a la carrera 2 con calle 11, frente a la universidad de la Salle, aquí vivió un personaje clásico de la candelaria Jose Raimundo Russi, un abogado tradicional del siglo XIX, un personaje que defendía al pueblo aquellas personas que no tenían voto, un día frente a su casa apareció un cadáver y lo culparon a él, en esa época el fusilamiento no era tan popular, pero lo iban a comenzar con él, lo colocaron en la Plaza de Bolívar de rodillas mirando de frente, sus últimas palabras fueron “Yo soy inocente, Yo no soy culpable”, su alma sigue caminando por las calles con un gabán largo y negro, buscando quien fue el que lo culpo.
Mientras caminábamos rumbo al colegio mayor de san Bartolomé, Andrea nos habla de un personaje muy representativo de la Candelaria, La loca Margarita, quien nación en Facatativá, esta mujer padeció la guerra de Colombia, a ella le asesinaron a su esposo y su hijo, años después deambulaba por las calles de la candelaria defendiendo su partido Liberal, una mujer muy tradicional con sus vestuario rojo, una tarde en la plaza de Bolívar mataron a un general de este partido, ella lo recoge en sus manos y proclama un discurso, de ahí en adelante sería la más certera pregonera, provocadora y convocadora de masas del partido liberal en plena vía pública; de ahí nació su habitual grito de combate ¡Viva el partido Liberal!
Llegamos al colegio mayor de San Bartolomé, el primer colegio masculino con énfasis en educación católica, muchos presidente estudiaron en esta institución, ese lugar tiene algo particular en el subterráneo enterraban a los curas y se cuenta que aquí se vivió un amor imposible, pues el concepto para la iglesia que dos personas del mismo género sientan amor, significan que tienen el demonio por dentro, a estos dos jóvenes los torturaron lentamente, sus almas quedaron deambulando.
De este lugar nos dirigimos a la cr 9, entre calles décima y novena, a cuatro cuadras del palacio de Nariño, más exactamente a la casa de la estrategia del caracol, una casa de época donde nos cuenta uno de sus habitantes que ahí se guardaban las bestias, nos menciona una de sus anécdotas de chico, usualmente cuando jugaban apagaban todas las luces, en la casa habían unas escaleras de maderas pero estaban bien escondidas, ese día decidieron jugar en esa zona, cuando de repente se asomó una sombra verde, desde ahí ya no volvieron a jugar en ese lugar, también nos dicen que ahí encontraron una guaca, en esa época el papá contrato una persona con detector de metales, pero al encontrarlo se lo llevo, solo dejo el hoyo descubierto.
La candelaria resume muy bien el alma de este país, cada esquina y cada calle de la capital tiene una historia lleno de luces y sombras, lugar de mil leyendas, estas son solo algunas cuantas, de millones de sucesos que se viven en el día a día o mejor en las noches de misterios escondidos.
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