Empezamos a observar varias opciones, de algo estábamos seguros queríamos apartarnos, ir a un lugar que nos ayudara a calmar la mente de todo lo que estamos atravesando.
Dentro de la búsqueda encontramos una página muy llamativa Guías Extremos Colombia, con ellos decidimos ir a la Reserva Natural las Cascadas de Sibaté y acampar.
Está aproximadamente a 1hora de Bogotá, se llega a Sibaté, posterior subimos a unos colectivos rumbo a la Vereda el Peñon.
Empezamos nuestra caminata, estar en medio de la naturaleza, respirar aire fresco, apreciar el entorno es celestial, compartir con las montañas es un poderoso tratamiento médico.
Llegamos a nuestra parada técnica, tipo 10 de la mañana, nos esperaba una deliciosa aguadepanela con arepa, mientras aprecie a mi lado una cabaña de madera, con un dibujo tipo muisca, el sol con unas lágrimas cayendo de sus ojos, al lado una rana símbolo de divinidad para los muiscas, para ellos era sinónimo que la lluvia se aproximaba, estos animalitos nos dieron una hermosa sinfonía con su croar en la noche. En esta cabaña se aprovechó para descargar maletas y así ir más livianos para continuar el sendero.
Nuestra guía Lucero Almanza quien nos consintió por todo el recorrido, nos comenta que la reserva cuenta con varios espacios rodeados por niebla, la caminata es de 2600 a 2900 metros sobre el nivel del mar, además cuenta con 54 hectáreas.
Les puedo asegurar que además de disfrutar de la caminata, el silencio, los aromas de las plantas, el aire; algo aún más espectacular nos esperaba.
Ahí estaba frente a nosotros majestuosa, sus aguas se precipitan con fuerza, no ahí duda que las caídas de agua son uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza.
Lucero Almanza nos indica el nombre de nuestra primera cascada, Esplendor de la noche o cascada Vicachá en nombre del rio San Francisco que cruza el centro de Bogotá.
Continuamos ascendiendo para llegar y admirar esa caída vertical del agua ocultas en medio del follaje del bosque, la Cascada la Regadera nos indica nuestra guía.
Pero, no podíamos quedar hasta ahí, una tercera cascada nos esperaba, "La Polea" continuamos el sendero, un poco complejo con desniveles, pero admirable, llegamos y la dispersión del agua al momento de caer se siente majestuoso, sentir ese impacto en la piel es hermoso.
Ahora bien, más allá de su belleza, las cascadas cumplen diversas funciones ecológicas que debemos rescatar y resaltar, no debe ser solo un espacio de contemplación sino de respeto y agradecimiento por otorgarnos oxigenación, purificación, fuentes de biodiversidad, refugios para especies, entre tantas otras, un gran panorama.
De ahí rumbo al refugio, nos esperaba un sabroso sancocho, hecho en leña por su propietario Humberto Torres.
En la noche nos acompaño la Luna, el croar de las ranas, el bosque de niebla, las montañas, helechos y musgos.
Al siguiente día teníamos nuestra última caminata, sin embargo amanecí con un dolor en la parte de atrás de la pierna izquierda uhmm no sé si fue el frío o se me estiró un tendón 🤔 , por lo que no podía doblar de todo la rodilla, sin embargo decidí caminar así, nuestra guía Lucero me presto
su bastón de trekking 🥰 pude apoyarme mejor, me ayudó un montón y ella sabía hasta que momento deberíamos parar; desde principio a fin estuvo muy al pendiente, saben no ahí duda que contamos con una excelente guía, una mujer llena de mucha energía e inteligencia.
No logramos hacer toda la caminata, pero apreciamos cada mililitro de vida a nuestro alrededor, ver el terreno cubierto de la densa capa de árboles, arbustos, plantas, hongos, la fauna, la flora y caminar aún ritmo pausado al lado de mi amado es bello, me enamora reconocer tu apoyo en cada paso, mirarte, escucharte es reconfortarte.
Paso a paso logramos retornar a la entrada de la reserva, ese último día nos despidió Sua o Xué - Dios del sol, así como el primer día vi plasmada la pintura en la cabaña, Xué nos regaló su presencia, un rayo de sol descendió y se filtro entre las nubes, fuente de energía viva, espiritual y emocional.
Nos vamos complacidos, con un maravilloso sabor en el alma, con un profundo respeto por los que ya no están e ilusión que nuevos panoramas vendrán.
No olvidemos valorar lo esencial de la vida, me despido con un pequeño fragmento del libro hojas de hierba de Walt Whitman.
"Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña
de mi mano,
avergüenza a las máquinas..."
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